Lo Dialéctico en lo Literario

Ponerse a pensar sobre las bellas letras, como se decía antes. Uno se da cuenta que la literatura es un producto humano directo de la sociedad. No exenta de contradicciones, que el escritor, el poeta necesariamente tienen que tener presente al momento de elaborar su producto espiritual.
El poeta y el escritor, (vale esto como una hipótesis), al usar la imaginación, la pasión, la memoria y la intuición y de toda la pirotecnia que es capaz, hace uso de la experiencia concreta en el manejo de la realidad, haciendo la combinación de lo objetivo y lo subjetivo. Sería el caso, si lo hace sobre el paisaje (naturaleza circundante), o de la gente con sus gestos, la expresión idiomática. Y si su trabajo está concebido en la parte íntima, siempre cae en la experiencia. Y esa experiencia presenta contradicciones. Ahora, si el escritor, el poeta y el artista consciente o inconscientemente se mete en la dialéctica
porque la dialéctica está presente tanto en lo espiritual como en lo material del sujeto en cuestión.
Aquel que afirma que su obra está referida a la parte espiritual íntima, que no tiene que ver con la sociedad o la naturaleza, que es el imaginario el que lo arrebató, a éste podríamos aplicar el calificativo torremarfilista y su obra podría tener aliento débil, pasajera sin permanencia.
La poesía, la narrativa y el arte tienen estructura. Y esto se explica en el caso de la literatura, la contrariedad que se da en los personajes, en el lenguaje, la expresión corporal, la naturaleza, el espacio y el estilo (filología), quiera o no está dentro de la contradicción. Y aquí no se habla de preceptiva. Si no de arte moderno, las gentes, las cosas y las palabras. Si nos ponemos a observar, encontramos que necesariamente tienen un soporte material, que a veces no lo percibimos, pero está presente.
Habrá escritores, poetas, críticos y hasta filólogos, que no estarán de acuerdo con el planteamiento que se está sustentando ¡Qué bueno! Porque eso es contradicción, eso es lo dialéctico. Y se afirma esto, porque aquí no se está buscando la descripción del sexo de los ángeles. No. Se está queriendo hacer partícipe a la gente que escribe con la gente de la llanura (lector) que lee e interpreta un texto literario.
La literatura, y la cultura en general, es superestructura. Reencuentro en el mundo de las ideas y la realidad material, que en el proceso de formación del poema, del cuento, de la novela y el ensayo, en ese proceso dialéctico va profundizando el contenido, hasta llegar auxiliado por la forma va a desembocar en un producto espiritual que, al glosarlo encontrará que tiene sujeto, verbo y predicado que le dan la firmeza a la oración, al párrafo de mantenerse en el tiempo y el espacio.
Hasta hace algunos años, la gente se aprendía de memoria el poema que le gustaba y lo recitaba para si mismo o lo compartía con los demás. Y si se trataba de un apólogo, lo memorizaban y lo contaba, lo compartían con otras gentes. A eso los intelectuales dan en llamar la oralidad en la literatura. La pregunta que cabe ¿es eso es de antaño?¿Será que la literatura y la poesía han perdido calidad? No, lo que pasa en la actualidad es que no se lee, no se quiere leer se ha caído en una pereza mental. No se piensa, se repite lo que otros han dicho y de esa manera queremos darle soporte al argumento que se está defendiendo.
Y en cuento a la retentiva, no se aplica por falta de ejercicio y la memoria se vuelve lenta o no recuerda lo que vio, lo que leyó. Pero volviendo a la cuestión, al punto que tratamos, diremos que en cualquier movimiento, en la acción de los personajes sea esto en poesía o en prosa, nos encontramos con la dialéctica, y esto porque se lo propuso el autor. Pueda que si, pero lo más probable es que no, fue el desarrollo del sujeto literario el que al actuar se metió en la contradicción. Entonces pues, la literatura y la poesía participan de la dialéctica o la dialéctica está en el pensar del poeta o el escritor que al trabajar el tema incrusta la contradicción en el contenido…
Hoy si acaso, en las ciudades del interior del país, en los velatorios o velorios hay quien cuenta cuentos que, espontáneamente narran cuentos de espantos, otros “chiludos”. Y, si acaso, alguna leyenda nahuat. .
Quizá esta observación esté evidenciando algo profundo que, los escritores y poetas obviamos sin damos cuenta que el producto literario, a veces, responde más a la premura de tiempo que a la calidad porque no se deja madurar lo suficiente.
Vuelvo y digo: la literatura en general es dialécticas, no solo por su contenido, es unidad y unicidad. Que el buscador encuentre la textura y contradicción, es decir: tesis, análisis y síntesis.